Sorpresa,
eso fue lo que experimenté hoy.
Sorpresa,
a la hora de
mirar,
buscar,
escribir.
Incluso al momento de recibir.
En la bandeja de entrada, ¡WOW!
un mail inesperado.
Un correo
demasiado intrigante,
demasiado fascinante,
demasiado esperado
como para abrirlo y romper la ilusión.
Porque sí, absolutamente sí,
lo sabía, sabía que no podía ser nada fuera de lo normal;
esas cosas no suelen sucederme.
Aún así,
fue interesante ver cómo, realmente,
cuanto menos pensamos en algo,
sucede.
Aunque luego se tratase, finalmente,
de una trivialidad,
un comentario común y corriente,
debo admitirlo:
no dejó de ser una sorpresa.
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