Yo intento despegarme, intento no pensar, intento hacer caso omiso, intento ignorar ese maldito sentimiento, esa inevitable atracción, esa PATÉTICA cuenta pendiente de hace tantos, pero tantos años... No sé para qué, la verdad, porque no hay un día que no se aparezca, que no me deje tranquila, que no me agobie ni refriegue su existencia.
No importa que tenga quinientos millones de amigos, no importa que tenga ciento y pico de amigos en común, no importa que en la página de inicio se muestren veinticinco estados de diferentes personas, o que cuarenta estén conectadas al chat... NO IMPORTA. ¿Por qué? Porque aquella persona SIEMPRE aparece; de las MILLONES de personas que podrían aparecer, hay una, la que menos desearía, que, implacable, se acomoda frente a mis ojos, bajo cualquier circunstancia...
Como si quisiera hacerme recordar (contra mi propia voluntad, que lo único que pretende hace ya bastante tiempo es precisamente OLVIDAR), aunque sea una vez al día, que sigue allí, observable, incluso por momentos demasiado cerca, pero intocable...
INTOCABLE como, lamentablemente para mí, siempre lo fue.
1 comentario:
Interesante.
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