Si tuviera que responder, diría algo así:
'Soy mi propia alma,
mi propia mente;
soy pura ficción y, a la vez,
pura realidad;
soy toda imaginación,
toda espíritu, sin materia,
sin cuestiones físicas que me limiten
o se establezcan como fronteras;
soy soñadora, muy,
soy soñadora, muy,
tanto que por instantes me vuelvo omnipotente;
soy completa inspiración.
Sin obligaciones, sin un contexto,
sin otro mundo que me rodee que
no sea más que el de mi propia creación,
podría decir que cuando escribo entonces
soy, simplemente, yo.'
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