No usa bastón como su famoso personaje, el excéntrico doctor Gregory House, pero salvando ese detalle, que no es menor, se le parece bastante. Como si le hubieran escrito esos parlamentos tan inteligentes a medida. A Hugh Laurie le precede la fama de que siempre acude a las entrevistas vestido con una remera azul de cuello polo y esta vez no va a ser la excepción. Blue jeans, zapatillas blancas, barba crecida de varios días, ojos azules inquisidores, 51 años bien llevados, pide con amabilidad permiso para comer unas medialunas en el medio de la nota, en un día de prensa de los pocos que realiza anualmente, en una sala de reuniones de un hotel céntrico.
“Juan Campanella es un caballero, es un deleite trabajar con él”, le comenta a Clarín sobre el realizador argentino que estaba dirigiendo un episodio de Dr. House cuando se enteró de la nominación al Oscar por El secreto de sus ojos . “El problema es que ahora que lo ganó seguro le van a ofrecer hacer películas y no va a poder dirigirnos más. Aunque quizás logremos tentarlo. Un guión nuestro es mil veces mejor que muchos guiones patéticos de películas que andan dando vueltas por Hollywood”, se envalentona. “Y ojo, que no me arrepiento de decirlo así, con todas las letras”.
Casado con una administradora teatral, tiene 3 hijos de entre 16 y 21 años. Va y viene a Londres, aunque por el momento no le queda otra que llamar hogar a la ciudad de Los Angeles, donde graba la serie que lo ha hecho inmensamente popular. Da la impresión de que sigue siendo el mismo tipo de siempre, muy agudo, dueño de un humor cáustico, o quizás se haya metamorfoseado con el misántropo doctor que interpreta, una especie de Sherlock Holmes de la medicina, tan adicto al mal humor como a los calmantes Vicodin.
A la altura de la séptima temporada de la serie más vista en el mundo, el actor británico asegura que todavía se pone un poco nervioso cuando hacen algunos cambios en el programa. “Pero tener nervios es muy bueno. Si no estás nervioso no estás haciendo las cosas correctamente”, argumenta.
¿Cómo se lleva con las entrevistas?
Ser entrevistado es algo muy peculiar y para nada natural. No me gusta ser entrevistado constantemente, aunque hago lo mejor. Me acuerdo de la primera rueda de prensa que tuve, por la película Stuart Little . Hice 83 entrevistas en un día y al final entendí por qué la gente confiesa crímenes que no cometió. Me hicieron las mismas preguntas durante 9 horas. Terminé diciendo “sí, tienen razón, los maté a todos”.
Su personaje es un hombre difícil. ¿Aprendió a quererlo?
House es un personaje que me gusta mucho. Sé que no es un buen hombre todo el tiempo, y de hecho a veces me enoja. Pero no deja de gustarme por eso. Es un hombre que bendice sus habilidades intelectuales y cuando lo llevan a un lugar donde está desnudo intelectualmente, no tiene defensas. Pero en líneas generales lo encuentro inmensamente divertido, no sólo es rápido verbalmente, también tiene una oscuridad que me apetece porque yo soy bastante oscuro y amargo, como House.
¿Cuál es la principal debilidad del doctor Gregory House?
El sexo es importante para él, es un hombre. Pero su capacidad para la cercanía emocional es limitada. El cree que porque nunca confió en nadie, no le pueden hacer nada. No confiar en nadie por miedo a ser herido, esa es su mayor debilidad. Tampoco es algo que va a analizar mucho. Es un hombre valiente en general, pero no tiene el coraje de abrirse a otra persona.
En esta temporada va a explorar una relación sentimental con su jefa, la doctora Cuddy (Lisa Edelstein). ¿Cree que va a salir ileso de ahí?
Leí que la mitad de los matrimonios se originan en el lugar de trabajo y eso, por supuesto, afecta el trabajo en sí y a sus colegas. Se hace difícil tener la misma relación profesional cuando estás compartiendo el cepillo de dientes. Por otro lado, a House esto lo obliga a abrirse más: a los 51 años se tiene que convertir en una buena figura paterna para la criatura adoptada por ella. Y la mayor parte del tiempo fracasa. Está dando pequeños pasos y no todos son exitosos. Pero los guiones están divinamente escritos, confío en que ésta será otra gran temporada.
Se estrenó como director en un episodio. ¿Puede ahora entender mejor el trabajo de Campanella?
Lo que Campanella hace es increíble, tiene una manera muy gentil de controlar el caos que a veces se instala en el set. Todos los directores están bajo presión, pero él siempre mantiene la calma y su buena predisposición. Es un placer trabajar con él. Y se aprende. A mí me resultó mucho más difícil dirigir.
¿Hay “Dr. House” para rato?
A veces me canso de levantarme a las 4 de la mañana. Pero mientras el público quiera, seguiremos adelante. Espero que el final sea digno y que no nos desesperemos y hagamos cosas estúpidas. Trato de imaginar a otros actores en este rol, a Kiefer Sutherland (el protagonista de 24 ), yo lo vería. Les dije de entrada a los productores que deberían haberle puesto un nombre genérico a la serie, porque ahora están atados a mi personaje y a mí. Pero por ahora estoy cómodo. No me quejo.
Nació en Oxford, estudió en Cambridge. ¿Cómo lo trata Los Angeles?
Nunca pensé que la serie iba a durar tanto cuando viajé la primera vez. Por eso los primeros meses me instalé en Hotel Chateau Marmont. Pero la verdad es que trabajo 14 horas por día, no tengo ni tiempo de ver la luz del sol. No voy a la playa, no hago surf, no conozco mucho de Los Angeles. Lo único que hago como hobby es tocar con una banda de rock. Los siete años se me pasaron volando.
¿Le sorprende la fama?
Me sorprende que la gente por la calle constantemente me quiera levantar el ánimo, me gritan “¡ey, vamos, arriba!”, deben pensar que soy mi personaje. No sé bien qué será, creo que tiene que ver con mi cara. Traté varios remedios, el vodka por ejemplo, pero el efecto no dura mucho tiempo. Soy como soy. Ya lo acepté.
1 comentario:
No sé qué decir, pero quiero saludar. Un «Hola» basta?
Efectivamente el martes estaba en Yuco.
Ya nos encontraremos...En fin.
Adiós Tere.
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